La Comunidad de Madrid ha emergido como un notable destino para los amantes del vino, más allá del simple hecho de degustarlo. La región ofrece experiencias de enoturismo que combinan la cata de vinos con actividades culturales y educativas que permiten a los visitantes adentrarse en el proceso de producción y conocer las características únicas de los terrenos madrileños. En particular, la Denominación de Origen Vinos de Madrid, establecida en los años 90, ha catalizado un crecimiento sostenido en la producción local, atrayendo a bodegueros que se establecen en las subzonas de Arganda, Navalcarnero, San Martín de Valdeiglesias y El Molar. Gracias a este esfuerzo, la comunidad no solo se consolida como un referente en el ámbito vitivinícola, sino que también impulsa la economía local, generando empleo y fomentando el turismo sostenible, como destaca Sonia Rodríguez, coordinadora de Madrid Enoturismo.
Entre las actividades destacadas, se encuentran experiencias tan singulares como la «Cata bajo las estrellas» en la Bodega Las Moradas de San Martín, donde los participantes pueden disfrutar de una velada que combina el sabor del vino con la observación del cielo nocturno y la rica tradición vitivinícola de la región. Además, en localidades como San Esteban en Cenicientos, los visitantes tienen la oportunidad de explorar patrimonios culturales como el megalito de Piedra Escrita, declarado Bien de Interés Cultural, mientras degustan vinos de la zona. Esta oferta diversa y de alta calidad ha posicionado a Madrid como un destino enoturístico de referencia, atrayendo a un público cada vez más amplio a nivel nacional e internacional.
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