Galicia, reconocida por su incomparable belleza natural, alberga varios pueblos abandonados que destacan por su encanto y misterio. En Ourense, Sona, con sus antiguas viviendas de roca caliza y su oferta culinaria de pulpo, y Salgueiro, ubicado en el Parque Natural Baixa Limia-Xures, destacan por su conservar la esencia tradicional gallega. En Lugo, Hórreos, casi despoblado, ha sido parcialmente repoblado y ofrece un entorno natural prístino. En Pontevedra, Vichocutín, con solo cinco habitantes, brinda un escape perfecto a la naturaleza. Finalmente, Aldea da Barca, también en Ourense, ha sido rehabilitado tras la construcción del embalse de Frieira, convirtiéndose en un popular destino para senderistas.
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