La autora de este comentario cinematográfico confiesa que nunca se sintió atraída por Amélie, a pesar de la amplia aclamación que ha recibido a lo largo de los años. En su lugar, defiende con pasión Quiéreme si te atreves, una película de 2003 que considera injustamente eclipsada por su famosa competencia. La primera experiencia con Amélie ocurrió cuando era solo una niña de diez años, y aunque no logró conectar con su esencia, no fue hasta mucho después que se dio cuenta de la magnitud de su éxito, lo que la llevó a cuestionar su propia apreciación. En su memoria, la comparación con Quiéreme si te atreves siempre resultó favorable para esta última.
Quiéreme si te atreves se presenta como un cuento de hadas donde dos niños, Julien y Sophie, inician un juego de retos que se transforma con el tiempo en una compleja relación. La obra toca temas universales como el amor, la tortura emocional y los malentendidos, utilizando una narrativa vibrante y colorida que revela la visión infantil del dolor y la pérdida. A lo largo de los años, aunque su contenido se complica, el juego inicial simboliza la inocencia perdida, y su estructura narrativa se convierte en un reflejo de cómo las decisiones tomadas en la juventud pueden impactar toda una vida. La autora reitera que, para ella, esta película supera incluso a la icónica Amélie, reivindicando así su lugar en la memoria colectiva del cine.
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