La limpieza facial se presenta como un pilar fundamental en cualquier rutina de cuidado de la piel, y su correcta ejecución es vital para mantener una apariencia radiante y saludable. Expertos advierten que muchas personas cometen errores comúnmente, como enjuagar el rostro demasiado rápido o utilizar agua excesivamente caliente, lo que puede resultar en piel opaca y más propensa a problemas como el acné. Aina Salom, farmacéutica especializada en dermocosmética, señala que no basta con un simple chorrito de agua, y enfatiza la importancia de dejar actuar el limpiador al menos 60 segundos para eliminar impurezas más efectivamente.
Además, es crucial utilizar toallas adecuadas para secar el rostro, evitando así la transferencia de bacterias desde el cuerpo. Para quienes buscan optimizar su rutina de limpieza, Salom propone la técnica de los 60 segundos, que consiste en aplicar un limpiador específico para cada tipo de piel y masajear suavemente el rostro durante un minuto. Este proceso, junto con un enjuague cuidadoso con agua tibia, es fundamental para permitir que la piel respire y recupere su equilibrio natural.
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