Recientemente, el chef Jordi Cruz ha revolucionado la clásica receta de las patatas bravas al ofrecer una versión más saludable, elaborada en freidora de aire. Según Cruz, este método de cocción permite disfrutar de un platillo crujiente con menos calorías en comparación con la preparación tradicional en aceite. Si bien el chef ha hablado menos sobre la salsa, considerada el auténtico secreto de las bravas, se reconoce que muchos bares y restaurantes tienen su propia interpretación y estilo para esta famosa tapa.
La historia de las patatas bravas en Madrid se remonta a la posguerra, cuando se popularizaron en bares como La Casona y Casa Pellico, cuyos propietarios trabajaban con una salsa patentada hecha a base de caldo, pimentón y harina, sin tomates ni guindillas. Aunque estos locales han cerrado, su legado perdura en el bar Docamar, conocido por su receta secreta que se asemeja a la original. La receta incluye ingredientes simples, pero su correcta elaboración garantiza un sabor único, reafirmando que, a pesar de los cambios, la esencia de las auténticas bravas continúa viva en la gastronomía madrileña.
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