
La llegada del otoño en España trae consigo el aroma característico de las castañas asadas, un alimento que se ha convertido en un imprescindible de la temporada. Estos frutos no solo son un remedio perfecto para combatir el frío, sino que también destacan por su sabor dulce y su versatilidad en la gastronomía. A diferencia de otros frutos secos, las castañas son ricas en vitamina C, lo que las convierte en una opción nutritiva. Sin embargo, su consumo debe ser cauteloso, sobre todo en estado crudo, debido a la presencia de ácido tánico, que puede provocar malestar gastrointestinal.
A pesar de su popularidad, muchas personas suelen olvidar las castañas una vez compradas, lo que puede llevar a la confusión sobre su estado de conservación. Para determinar si están en buen estado, se recomienda la prueba de flotación: sumergiéndolas en agua, aquellas que se hunden son seguras, mientras que las que flotan pueden estar en mal estado. Además, al observarlas, las castañas saludables deben ser brillantes y sin imperfecciones en su cáscara; la presencia de manchas oscuras o agujeros podría indicar la infestación de insectos.
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