El rebozado es una técnica culinaria muy popular que se utiliza para dar textura y sabor a diversos alimentos, desde verduras hasta carnes. Sin embargo, esta práctica presenta dos inconvenientes principales: el alto costo del aceite y su impacto en la salud al aumentar las calorías de los platos. Para mitigar estos problemas, se recomienda utilizar algunos trucos caseros que no sólo permiten ahorrar en aceite, sino también mejorar la calidad nutricional de las comidas. Uno de ellos consiste en hornear los alimentos cortados en rodajas o tiras a 180 °C durante 10 a 15 minutos para reducir su contenido de agua antes de la fritura. Este paso previo no solo disminuye la cantidad de aceite necesario, sino que también asegura una mejor cocción interna y previene que el rebozado se queme antes de que los ingredientes estén completamente cocidos. Este método es especialmente eficaz para verduras como berenjenas y calabacines.
Adicionalmente, el uso de sal para extraer el exceso de agua de las verduras y el baño previo en huevo o cerveza se presentan como soluciones efectivas para un rebozado más saludable y económico. La sal aplicada sobre los alimentos permite eliminar agua sobrante, lo que, en consecuencia, reduce la absorción de aceite durante la fritura y realza el sabor del plato. Por otro lado, el huevo, especialmente la yema, forma una película protectora que limita la penetración de grasa, mientras que la carbonatación de la cerveza contribuye a una textura crujiente y ligera. Con estos trucos, no sólo se logra una cocción eficiente y económica, sino que también se pueden disfrutar alimentos rebozados de manera más saludable, sin comprometer el sabor y la satisfacción que brinda esta técnica culinaria.
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