Visitar una planta de producción de teléfonos inteligentes, como la de Honor en Shenzhen, China, revela la enorme complejidad detrás de la fabricación de estos dispositivos. Honor, que ha crecido notablemente en el mercado europeo desde 2021, busca competir con gigantes del sector apostando por la innovación. Esta estrategia se refleja en su inversión en investigación y desarrollo, donde al menos el 10% de las ganancias de la compañía se destinan a este fin. La marca, nacida de su independencia de Huawei en 2020, está comprometida a posicionarse entre las tres principales del sector a través de avances en diseño, fotografía e inteligencia artificial. Actualmente, más del 70% de su personal está dedicado al desarrollo tecnológico, con una fuerte presencia en sus instalaciones vanguardistas de Shenzhen.
El Honor Intelligent Manufacturing Industrial Park, una instalación avanzada abierta en 2021, ejemplifica el enfoque innovador de la compañía con un 85% de procesos automatizados. Aquí, cada dispositivo pasa por más de 120,000 procesos de fabricación, desde su ensamblaje inicial hasta rigurosas pruebas de calidad. A pesar de la automatización, se mantiene un estricto control de cada paso, garantizando que cualquier anomalía sea detectada y corregida rápidamente. La planta de Honor no solo responde a la impresionante demanda global de 1,170 millones de smartphones vendidos en 2023, sino que también se prepara para un repunte en 2024, con una previsión de 1,210 millones de unidades. Este ritmo de producción refleja la ambición de Honor de consolidar su posición en un mercado competitivo, destacándose por su capacidad de innovación y control de calidad.
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