Los suplementos alimenticios se han convertido en aliados clave para complementar dietas equilibradas, ejercicios regulares y un estilo de vida saludable, especialmente como medidas preventivas contra problemas de salud a largo plazo. Entre los suplementos con mayor evidencia científica que respalda su eficacia destaca la vitamina E, presente de forma natural en alimentos como aceites y frutos secos, aunque también disponible en cápsulas. Este nutriente es conocido por sus beneficios, especialmente en la salud cardiovascular, ya que ayuda a prevenir problemas cardíacos, un aspecto esencial considerando la importancia de un sistema cardiovascular sano para el bienestar general. Además, la vitamina E es reconocida como un potente antioxidante que combate los radicales libres, asociados a enfermedades cardíacas, cáncer y otras condiciones de salud.
Entidades prestigiosas como la Clínica Mayo han avalado el uso de la vitamina E por sus propiedades preventivas. Sin embargo, se advierte sobre los riesgos de consumirla en dosis elevadas, pues el exceso puede tener efectos adversos, una precaución común en casi todos los suplementos nutricionales. Aunque la suplementación puede ser una herramienta valiosa, el principal enfoque para mantener la salud sigue siendo el ejercicio regular y una dieta equilibrada. En caso de detectar problemas de salud, especialmente relacionados con el corazón, se subraya la importancia de consultar a un médico, comenzando por el médico de cabecera y siguiendo con un cardiólogo, si fuera necesario. La integración de suplementos debe ser vista como un complemento y no como una solución milagrosa a problemas de salud preexistentes.
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