El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, celebrado cada 22 de diciembre en España, es una tradición que trasciende lo económico, reuniendo a millones alrededor de radios y televisores para escuchar a los niños de San Ildefonso cantar los números sorteados, soñando con el famoso Gordo. Este año, Loterías y Apuestas del Estado ha anunciado que se repartirán 2.590 millones de euros en premios, cifra que incrementa el atractivo de este evento histórico y comunitario. Iniciado en 1812, el sorteo ha evolucionado en un poderoso símbolo de unidad social y esperanza, donde compartir décimos y participaciones fortalece los vínculos entre familiares y amigos. Las peculiaridades estadísticas también son tema de conversación, como las terminaciones más frecuentes o las nunca premiadas, lo que añade una capa adicional de fascinación.
Esta tradición no solo reparte grandes premios como El Gordo, que este año ofrece cuatro millones de euros por serie, sino que también distribuye momentos de alegría y esperanza. Aparte de los premios principales, existen premios menores que incluyen la famosa pedrea, con 1.794 premios de 100 euros por décimo. Instituciones como Doña Manolita en Madrid se convierten en puntos icónicos de peregrinaje para quienes buscan la suerte en números específicos. Incluso los décimos no premiados proporcionan una oportunidad para soñar, convirtiendo el evento en una de las celebraciones más mágicas del año. En efecto, la compra del décimo implica rituales y supersticiones personales que hacen de esta experiencia un fenómeno social y cultural profundamente arraigado en la vida española.
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