Durante los meses de agosto y septiembre, el membrillo alcanza su apogeo, ofreciendo una oportunidad ideal para disfrutar de sus múltiples beneficios. Este fruto, conocido por su versatilidad culinaria, es rico en vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina C, el potasio y el cobre. Su alto contenido en fibra lo convierte en un aliado para la digestión y, gracias a sus propiedades antioxidantes, puede ayudar a combatir el envejecimiento celular. Además, se ha demostrado que su consumo regular puede contribuir a reducir el colesterol y mejorar la salud cardiovascular.
En cuanto a su aporte calórico, el membrillo es relativamente bajo en calorías, lo que lo hace apto para incluir en dietas encaminadas a la pérdida de peso. Existen diversas formas de prepararlo, lo cual amplía su atractivo culinario: desde compotas y mermeladas hasta guarniciones para carnes. Sin embargo, es importante señalar que el membrillo crudo no es comestible debido a su dureza y sabor amargo, por lo que se recomienda cocinarlo antes de su consumo. Este proceso resalta su dulzura natural y lo transforma en un ingrediente estrella de la temporada.
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