La cebolla frita es un ingrediente esencial en la cocina, conocido por aportar sabor y jugosidad a los platos, aunque su preparación puede ser tediosa y prolongada. Sin embargo, un reciente descubrimiento sugiere que es posible reducir el tiempo de cocción a la mitad. Esto se logra manipulando la reacción de Maillard, un proceso químico que permite el dorado y la caramelización de los alimentos. Al aumentar el pH de la cebolla con una pizca de bicarbonato de sodio, se acelera esta reacción, permitiendo dorar la cebolla en aproximadamente diez minutos en lugar de los habituales treinta.
No obstante, esta técnica tiene sus contrapartidas. El aumento del pH no solo influye en la velocidad de dorado, sino que también debilita la pectina, lo que puede llevar a que la cebolla pierda su textura y se convierta en una pasta en lugar de las hebras sólidas típicas de la cebolla caramelizada. Aunque esto podría ser ventajoso en algunas recetas, es fundamental tener en cuenta que un manejo inadecuado del bicarbonato puede afectar negativamente la consistencia que muchos buscan al utilizar este ingrediente. Por lo tanto, los cocineros deben equilibrar el uso de este truco para aprovechar al máximo el sabor y la textura de la cebolla en sus creaciones culinarias.
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