Barcelona, la capital de Cataluña, es un destino que no cesa de cautivar a los viajeros con su impresionante patrimonio arquitectónico y su vasta oferta de ocio. Desde la majestuosidad de la Sagrada Familia hasta sus calles dinamizadas por la cultura mediterránea, la ciudad es un hervidero de vida y actividad. Sin embargo, su condición de segunda urbe más poblada de España puede llevar a algunos de sus habitantes y visitantes a buscar la calma y desconexión a unos pocos kilómetros de la metrópoli, optando por maravillosas escapadas a entornos rurales en los alrededores.
A poca distancia de la cosmopolita Barcelona, el pequeño pueblo de Bagà se erige en la comarca del Bergadá, dentro del Parque Natural del Cadí-Moixeró, ofreciendo un refugio de paz y belleza medieval. Con tan solo 2,000 habitantes, la localidad presume de una rica herencia histórica, siendo hogar de leyendas como la de Galcerán II de Pinós, un noble catalán cuya valentía ha marcado la historia local. Empedradas calles, un castillo medieval, y un puente sobre el río Bastareny componen su encantador casco histórico, mientras que su ubicación privilegiada lo convierte en una base idónea para aventureros ávidos de explorar rutas de senderismo entre cascadas y abruptas formaciones naturales.
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