Para los españoles, Portugal representa un destino ideal gracias a su cercanía, clima acogedor y una cultura rica que equilibra lo tradicional con lo contemporáneo. Aunque Lisboa suele ser el foco de atracción, el norte del país alberga una verdadera joya oculta: Oporto. Esta ciudad, que ha dado su nombre tanto al país como a su famoso vino, es la segunda más grande de Portugal y combina magistralmente el encanto clásico con la modernidad. Sus pintorescas calles están llenas de historia y vitalidad, y a poca distancia del ajetreo urbano, uno puede encontrar una playa con espléndidas casitas coloridas. Oporto se presenta no solo como una postal hermosa, sino como una experiencia enriquecedora; entre sus ofertas hay actividades gratuitas y de pago que prometen suficientes recuerdos para un viaje de tres días, incluyendo paseos junto al río Duero y experiencias culinarias inolvidables.
Parte del encanto de Oporto reside en sus icónicos puentes que cruzan el río Duero. Un paseo en barco por estas estructuras es casi obligatorio, destacando el Crucero de los seis puentes, que en 50 minutos recorre estos hitos arquitectónicos a bordo del tradicional barco rabelo. Los amantes del vino también encontrarán en la ciudad una meca de bodegas para explorar, como la famosa bodega Cálem. Pero el vino no es el único atractivo cultural; los visitantes pueden participar en actividades únicas, como un taller de pintura de azulejos acompañado de una cata de vino portuense. Adicionalmente, diversas excursiones a pie, como los ‘free tours’ por la ciudad, permiten descubrir los encantos ocultos de Oporto y conocer su legado en obras como las del mundo mágico de Harry Potter de J.K. Rowling. En resumen, Oporto ofrece un sinfín de opciones para deleitar todos los sentidos y asegura una experiencia completa y única.
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