El embalse de Almendra, la presa más alta de España y la tercera más grande en capacidad, se ha cerrado recientemente al turismo, provocando el descontento entre los vecinos de las áreas circundantes, incluidas las provincias de Salamanca y Zamora. Esta obra de ingeniería, que comenzó a construirse en 1963 y se inauguró en 1970, abarca 8,650 hectáreas siguiendo el curso del río Tormes. Con una altura de 202 metros y una capacidad impresionante de 2,648 hectómetros cúbicos, el embalse ha sido un importante atractivo natural y turístico, con paisajes que evocan la sensación de estar frente al mar. Sin embargo, su cierre ha sorprendido a muchos, ya que la presa es conocida por ofrecer unas vistas privilegiadas y porque es parte de la reserva de la biosfera transfronteriza Meseta Ibérica, un lugar que atraía a numerosos visitantes por su belleza natural.
La decisión de cerrar el acceso al embalse de Almendra ha sido justificada por su propietaria, Iberdrola, y la subdelegación del Gobierno en Zamora, quienes argumentan que la medida se tomó para adaptar la infraestructura a las nuevas normativas de seguridad europeas, que impiden el estacionamiento en dichas zonas. Esta acción, que incluyó la instalación de vallados en los miradores y bolardos en los aparcamientos, ha sido criticada por el presidente de la agrupación europea de cooperación transfronteriza Duero-Douro, José Luis Pascual, quien expresó su malestar por la falta de aviso previo. A pesar de este revés para la actividad turística local, la importancia del embalse de Almendra radica no solo en su impresionante estructura de bóveda y capacidad energética —con una potencia instalada de 810 MW— sino también en su función esencial en la regulación de los cauces del Duero y el Tormes.
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