Cada agosto, la constelación de Perseo se convierte en el epicentro de una espectacular lluvia de estrellas conocida como las perseidas. Aunque Perseo parece una figura coherente en el firmamento, está compuesta por estrellas muy distintas y a diferentes distancias de la Tierra. Por ejemplo, Mirfak, la estrella más brillante de esta constelación, se encuentra a 590 millones de años luz, mientras que Algol está a solo 90 años luz. Esta agrupación aparentemente coherente es más bien el resultado de una alineación visual desde nuestro punto de vista aquí en la Tierra. Además, Perseo alberga maravillas cósmicas como la Nebulosa California y varios cúmulos estelares, recordándonos que, pese a su aparente constancia, el cielo es un lugar de cambios y belleza efímera.
La astronomía nos enseña que el universo está en constante transformación, y estas lluvias de estrellas son eventos que nos conectan con esa dinámica celestial. Las perseidas, conocidas popularmente como las «lágrimas de San Lorenzo», se convierten en un espectáculo que asombra a observadores de todo el mundo por su belleza. A pesar de que las constelaciones sean una creación de nuestra imaginación, nos ofrecen una oportunidad para reflexionar sobre la inmensidad del cosmos y nuestro lugar en él. En suma, las perseidas no solo nos brindan un momento de contemplación, sino que también nos invitan a apreciar la efímera y majestuosa naturaleza del universo.
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