El mercado inmobiliario europeo experimentó una significativa desaceleración en 2023, con una disminución en el número de transacciones en 13 de los 16 países de la Unión Europea (UE) que proporcionaron datos, en comparación con 2022. Este fenómeno marca el segundo año consecutivo en que la mayoría de estos países han reportado caídas en las ventas.
Las cifras más alarmantes provinieron de Luxemburgo, con una disminución del 43,3% en las transacciones, seguido de Austria con un 26,4%, y Hungría y Finlandia, ambos con una reducción del 24,5%. En contraste, algunos países mostraron incrementos en sus actividades inmobiliarias, destacándose Chipre con un sorprendente aumento del 31,0%, Polonia con un 3,9% y una leve alza en Irlanda del 0,6%.
El patrón de disminución de las transacciones inmobiliarias ya había sido observado en 2022, cuando 10 de los 16 países notificados reportaron descensos en las ventas. Durante ese año, Dinamarca encabezó la lista de disminuciones con un 24,8%, mientras que las ventas en Chipre crecieron significativamente en un 27,4%.
El origen de estas fluctuaciones puede rastrearse hasta 2020, cuando el estallido de la pandemia de COVID-19 afectó gravemente al mercado inmobiliario. Las estrictas medidas de confinamiento resultaron en una caída general de las transacciones, con sólo cuatro de los 16 países con datos disponibles mostrando aumentos en las ventas. Sin embargo, en 2021, el mercado pareció recuperarse temporalmente con un incremento en las ventas de viviendas en 14 de estos países.
Las recientes cifras de 2023 reflejan una tendencia preocupante que podría retar la estabilidad del mercado inmobiliario europeo en los próximos años. Siguiendo los descensos observados en la mayoría de los países, las perspectivas a corto plazo para la industria inmobiliaria en la región se presentan inciertas.