La organización Oxfam Intermón ha revelado que los ataques israelíes en la Franja de Gaza, tras más de un año de conflicto, han devastado cerca de 1.700 kilómetros de infraestructura de agua y saneamiento cruciales para la población del enclave palestino. Los continuos bombardeos han afectado severamente áreas como el norte de Gaza y la ciudad sureña de Rafah, donde los niveles de agua disponibles apenas alcanzan un 7% de lo que se tenía antes del 7 de octubre de 2023, fecha en que comenzó el conflicto tras un ataque de Hamás contra Israel. En estas regiones, la destrucción de pozos y sistemas de almacenamiento de agua ha dejado a la población regresando a casas destruidas y sin acceso a agua potable. La situación es crítica en Rafah, donde más del 90% de los pozos y embalses están dañados, y solo un mínimo porcentaje de la producción de agua sigue operativo.
Los daños son extensos y significativos, con más del 80% de la infraestructura de la Franja parcial o totalmente destruida, incluyendo las principales plantas de tratamiento de aguas residuales y desalinizadoras. La coordinadora humanitaria de Oxfam Intermón en Gaza, Clémence Lagouardat, destacó la magnitud del desastre, resaltando que las condiciones de higiene y salud se han vuelto catastróficas. La falta de acceso a agua limpia ha incrementado las enfermedades infecciosas, con un significativo incremento en las infecciones respiratorias y casos de diarrea. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre un riesgo inminente de brote de polio debido a la contaminación ambiental generalizada. A pesar del alto el fuego y el incremento de ayuda humanitaria, las restricciones israelíes continúan obstaculizando la llegada de materiales críticos necesarios para las reparaciones, agravando la situación humanitaria en la región.
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