Pasadas las once de la noche, el calor sofocante aún impregnaba los tendidos de Las Ventas tras una jornada taurina que dejó poco para celebrar. Los asistentes, desprovistos de trofeos y gloria, enfrentaron temperaturas extremas, evidentes al punto de provocar que un espectador japonés sufriera un golpe de calor. A pesar de los intentos por refrescarse con agua y cerveza, el verdadero desafío lo encararon los toreros en el ruedo, en particular ante los intimidantes pitones de los toros de El Torero, una corrida que prometía seriedad y terminó destacando por su desigualdad en los caballos.
En la arena, Lama de Góngora, confirmando su alternativa, y los toreros José Fernando Molina y Rafa Serna no lograron impresionar al público. Góngora mostró momentos aislados de calidad, mientras que Molina ofreció una faena valiente pero carente de brillo artístico. Serna, por su parte, no logró sacar partido a un lote complicado. A pesar de la nobleza de algunos toros, especialmente el primero y el sexto, la jornada dejó una sensación generalizada de oportunidad perdida, mientras los aficionados se retiraban derrotados por el calor y la falta de triunfos en la tradicional corrida del Día de la Paloma.
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