El fenómeno del «ghosting» ha adquirido relevancia en el mundo de las citas actuales, transformándose en un comportamiento común y, para muchos, desafortunado. Se trata de la práctica de desaparecer repentinamente y sin explicación de la vida de otra persona con la que se mantenía una relación de tipo sentimental o amistosa. Aunque comúnmente se asocia con comportamientos masculinos, no es exclusivo de un género. En un análisis del podcast inglés «Why do men», se sugiere que aspectos culturales, como el machismo, podrían influir en la prevalencia de este comportamiento entre los hombres. Sin embargo, las mujeres también pueden incurrir en esta práctica, evitando enfrentar conversaciones difíciles al sentirse abrumadas por sus vínculos personales.
El «ghosting», además de ser visto como una falta de responsabilidad afectiva, se entrelaza con las complejidades del liberalismo sexual actual. La desvalorización de las experiencias sexuales ocasionales y la crítica conservadora hacia las mujeres que optan por vivir su sexualidad libremente constituyen parte de un estigma social persistente. En la era digital, los jóvenes, incluyendo a generaciones posteriores a los millennials, enfrentan constantes influencias de discursos que promueven estereotipos negativos y dobles estándares respecto al comportamiento sexual. Esto refuerza un ciclo de deshumanización y falta de empatía, donde el «ghosting» se percibe como un castigo o una consecuencia «merecida». Este contexto cultural desfavorece un cambio inmediato hacia relaciones más empáticas y equitativas.
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