El gobierno federal de los Estados Unidos ha intensificado la vigilancia en redes sociales, afectando a titulares de visas de estudiantes mediante el programa «Catch and Revoke». Esta iniciativa, en colaboración con el Departamento de Estado, el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Justicia, revisa las cuentas públicas de redes sociales de miles de estudiantes. El objetivo es identificar discursos considerados nocivos, incluyendo simpatías hacia grupos como el Hamas, actividades antisemitas, o expresiones hostiles hacia la cultura estadounidense. Hasta ahora, han sido revocadas más de 1,600 visas.
Este enfoque suscita serias preocupaciones sobre la libertad de expresión y la privacidad. Aunque los extranjeros en Estados Unidos están protegidos por la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de expresión, la nueva política parece desincentivar el debate político. Muchos estudiantes podrían recurrir a la autocensura para evitar repercusiones en su estatus migratorio. Esta situación afecta no solo a los estudiantes internacionales, sino también a los ciudadanos estadounidenses, quienes podrían sentirse bajo escrutinio al expresar sus opiniones.
La privacidad digital también se ve comprometida con la recopilación de datos de redes sociales, aumentando el riesgo de errores en la interpretación de las opiniones debido al uso de inteligencia artificial. Las herramientas automatizadas podrían malinterpretar el contexto de ciertas expresiones, llevándolas a consecuencias equivocadas para los individuos afectados.
El uso de inteligencia artificial en la vigilancia no es nuevo, pero ha cobrado una intensidad sin precedentes. Las políticas actuales indican que no solo los solicitantes de visa, sino también quienes ya residen en el país, podrían enfrentarse a un escrutinio más riguroso.
Esta escalada de vigilancia representa una amenaza significativa para el debate político y la libertad de expresión, debilitando el diálogo abierto, elemento crucial para una democracia funcional.