En 2016, el joven Ousmane Dembélé, procedente del Stade Rennais, llegó al Borussia Dortmund mostrando un gran potencial pese a su extrema timidez. Su entrenador, Thomas Tuchel, reconoció en él el talento de un futuro Balón de Oro, destacando su habilidad para regatear, su visión de juego y velocidad. Años después, tras un exitoso paso por el PSG, donde contribuyó decisivamente a la victoria en la Champions League bajo la dirección de Luis Enrique, Dembélé se ha convertido en una figura destacada del fútbol francés. Su desempeño en la competición europea, con ocho goles y seis asistencias, lo posiciona como un firme candidato para obtener el prestigioso galardón, siguiendo los pasos de leyendas como Jean-Pierre Papin.
La transformación de Dembélé no solo se limita a su juego en el campo. Atrás quedó el joven jugador descuidado de sus días en el Barcelona, adoptando un enfoque más profesional en su dieta y cuidados personales, influenciado, en parte, por su vida familiar al casarse. Esta madurez personal se refleja en su rendimiento, alcanzando cifras impresionantes de 35 goles y 16 asistencias la temporada pasada. Su evolución ante la salida de Mbappé del PSG le abrió nuevas oportunidades como delantero centro, donde su frescura y habilidad para finalizar jugadas lo consolidaron como la estrella del equipo. Su carácter despreocupado y autenticidad le han ganado el cariño de los aficionados, convirtiéndolo en uno de los jugadores más queridos de Francia y un posible Balón de Oro inesperado.
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