La vicepresidenta de Venezuela y ministra de Petróleo, Delcy Rodríguez, enfrenta una creciente desestabilización política dentro del régimen de Nicolás Maduro, con un Diosdado Cabello que, tras ser nombrado ministro del Interior, Justicia y Paz, parece estar consolidando su poder y desafiando su posición. Cabello, identificado como el artífice de la represión de las manifestaciones post-electorales de julio, ha comenzado a orquestar movimientos estratégicos, como la detención de Pedro Tellechea, ex presidente de PDVSA y aliado cercano de Rodríguez, bajo acusaciones de traición. Simultáneamente, la remodelación en la cúpula militar favorece a Cabello, con nombramientos clave de personas fieles a él, mientras que cargos estratégicos como el de Alexis Rodríguez Cabello en el SEBIN refuerzan su influencia en el sector de inteligencia.
A la inestabilidad interna de Rodríguez se suma el nombramiento de Alex Saab como ministro de Industria, quien guarda resentimiento hacia la vicepresidenta por su actuación durante su detención en 2020. A nivel internacional, el clima político está igualmente tenso, reflejado en el viaje reciente de Rodríguez a Rusia para la cumbre de los BRICS, donde debía evaluar el futuro de su relación con el presidente Putin. En el marco geopolítico, el papel aún significativo de Jorge Rodríguez, hermano de Delcy y presidente de la Asamblea Nacional, podría ser su única tabla de salvación para mantener su cargo. Sin embargo, en la volátil arena política venezolana, asimilable en ocasiones a la era estalinista de la URSS, los indicios sugieren que sus días podrían estar contados, a menos que maniobras internas reviertan el avance de Cabello.
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