El denominado «caso Koldo» revela una compleja trama de corrupción en la que altos funcionarios y empresarios utilizaron un lenguaje críptico lleno de apodos para ocultar sus operaciones. El último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil detalla cómo Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Venezuela, era referida como «la jefa» entre los implicados, mientras que José Luis Ábalos, exministro de Transportes de España, era «el jefe». Koldo García, asesor de Ábalos, recibía motes como «grandullón» o «chiquitín», y Víctor de Aldama, el principal comisionista, era llamado «el gomina». Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, también aparecía en las conversaciones bajo el código «el 1». Las comunicaciones revelan intentos de Aldama por hacer que Rodríguez tuviera influencia directa en conversaciones clave con el Gobierno español y discuten pagos presuntamente realizados a Koldo, evidenciando una relación directa y privilegiada entre los implicados.
El informe también menciona a otras figuras, como Nadia Calviño y Francine Armengol, aunque con menor protagonismo. Calviño, entonces vicepresidenta y ministra de Economía, es referida inexactamente en las conversaciones como «la de Hacienda», puesto ocupado por María Jesús Montero. Armengol, jefa del Ejecutivo balear en ese momento, recibe un trato familiar por parte de Koldo, quien se dirige a ella como «cariño» en el contexto de la compra de material sanitario. Las revelaciones ilustran un entramado donde el lenguaje cifrado protegía operaciones ilícitas, mientras altas esferas del poder político y económico se veían involucradas, complicado aún más por el uso de seudónimos que dejaban entrever la cercanía entre las partes mientras manejaban asuntos de interés mutuo con implicaciones internacionales.
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