Una investigación internacional, que analizó datos de 3.000 osos, destaca cómo la crisis climática y las interacciones inter-especies están alterando la distribución de estos animales en Europa y Turquía. El estudio revela que el aumento de temperaturas y la alteración de hábitats naturales están forzando a los osos a desplazarse a nuevas áreas, lo que a su vez genera conflictos con otras especies y afecta su comportamiento y dieta. Estos cambios no solo son un indicativo de la rapidez con que el cambio climático influye en los ecosistemas, sino que también sugieren la necesidad de adaptar las estrategias de conservación para proteger a estos emblemáticos mamíferos.
En España, aunque las subespecies de osos cantábricos y pirenaicos han mostrado cierta recuperación gracias a estrictas medidas de conservación, su situación sigue siendo delicada. Las autoridades han implementado iniciativas para mejorar su hábitat y asegurar corredores ecológicos, lo que ha contribuido a un lento pero constante aumento de la población. Sin embargo, los desafíos persisten debido a la fragmentación de su hábitat y la presión humana. La investigación sugiere que esfuerzos coordinados a nivel internacional son cruciales para enfrentar estos retos y asegurar la supervivencia a largo plazo de las poblaciones de osos en toda la región.
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