Los sindicatos han intensificado su presión sobre la vicepresidenta, demandando que se incorpore «la literalidad» del acuerdo previamente establecido en el rechazado proyecto de ley para la reducción de la jornada laboral. Este acuerdo, parte de una iniciativa que no logró avanzar en el Parlamento, busca reducir la jornada laboral sin perjudicar el salario de los trabajadores. La insistencia de los sindicatos en respetar el texto original se debe a su preocupación por que cualquier modificación del contenido pueda diluir los beneficios previstos y afectar negativamente a los derechos laborales acordados.
La propuesta inicial incluía un plan detallado para implementar gradualmente la reducción de horas, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los empleados y fomentar un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal. Sin embargo, las recientes negociaciones han generado incertidumbre sobre la viabilidad del proyecto y los posibles cambios en su implementación. Los sindicatos, por tanto, consideran crucial mantener la integridad del acuerdo original, apelando al gobierno para que respete los compromisos pactados en el documento inicial.
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