Hadi al Bahra, presidente de la Coalición Nacional Siria, comparte su esperanza de volver a Damasco después de años de exilio tras la confiscación de su vivienda por el régimen de Asad. En medio de un histórico cambio político, al Bahra se muestra convencido de que los partidarios de Asad no serán un obstáculo para la transición que la oposición siria busca gestionar. La reciente derrota militar del régimen ha abierto una nueva etapa política en Siria, impulsada también por el fracaso de las negociaciones previas entre ambas partes. A pesar de los desafíos, al Bahra asegura que el objetivo es aplicar la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU para instaurar un proceso de transición que incluya la redacción de una nueva constitución y la celebración de elecciones libres en el país.
En cuanto al futuro de Siria, al Bahra enfatiza la necesidad de unificar el país y abordar tensiones con grupos kurdos, así como evitar la influencia de potencias extranjeras. El liderazgo de Hayat Tahrir al Sham, considerado terrorista por EE. UU. y la ONU, sigue siendo motivo de preocupación, aunque asegura que todos los grupos armados se han comprometido a respetar un código ético para proteger a los sirios y evitar el extremismo. La situación actual, con un gobierno de tecnócratas en funciones, se mantendrá hasta establecer un ejecutivo de transición. A los desafíos internos se suma el papel de Irán y Rusia, que han visto menguada su influencia tras el colapso de Asad, y se espera que sean parte de la solución al decidir no interferir más en el país.
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