A pesar de la inercia que mantiene a numerosas empresas operando con centros de datos On-Premise, la evolución tecnológica y las demandas actuales en seguridad y eficiencia están inclinando la balanza hacia la migración a centros de datos profesionales. Este cambio, que puede parecer oneroso al principio, podría resultar una inversión rentable en el largo plazo. La discusión se centra en seis razones fundamentales que las organizaciones consideran al evaluar esta transición.
Primero, la capacidad y escalabilidad se presentan como desafíos críticos para los centros de datos On-Premise. La flexibilidad para escalar con rapidez es esencial en un entorno empresarial en expansión, y los centros de datos gestionados externamente permiten un crecimiento rápido y eficiente sin los costosos proyectos de infraestructura que requieren los sistemas internos.
En segundo lugar, la seguridad es un pilar indiscutible en la gestión de cualquier centro de datos. Aquí, no se trata únicamente de la seguridad física, sino también de proteger la información en un mundo donde las ciberamenazas evolucionan constantemente. Los centros externos están mejor equipados para cumplir con regulaciones estrictas y mantener protocolos de seguridad robustos.
El tercer punto a considerar es una reducción significativa en costes operativos. Mantener un centro On-Premise resulta más caro debido a gastos energéticos elevados y costos ocultos de mantenimiento, que incluyen desde equipos de alimentación ininterrumpida hasta sistemas contra incendios. Contrariamente, los centros externos suelen tener mejores índices de eficiencia energética, lo que facilita el ahorro y contribuye a una menor huella de carbono.
La ubicación geográfica de los centros también juega un rol crucial. Para empresas españolas, por ejemplo, tener servidores en países con distinta normativa o en lugares lejanos puede aumentar la latencia y afectar la calidad del servicio. Además, existen regulaciones que obligan a almacenar datos dentro de ciertos confines territoriales, como la Unión Europea.
Un cuarto factor vital es la preparación para la recuperación ante desastres y la continuidad de negocio. Los centros de datos bien administrados cuentan con redundancias en sistemas críticos para garantizar operaciones ininterrumpidas en caso de contingencias, lo que reduce el riesgo de paralización por desastres naturales o fallos técnicos.
Por último, el cumplimiento normativo es ineludible. Las industrias que manejan datos sensibles deben adherirse a normativas estrictas como la ISO 27001 o PCI DSS, lo que implica que sus centros de datos deben estar certificados y auditados regularmente, algo que los centros de datos externos suelen garantizar.
La pregunta final se centra en la rentabilidad. Si bien los costos iniciales de migración pueden parecer considerables, los ahorros a largo plazo y la optimización operativa compensan con creces la inversión. Con un enfoque en soluciones escalables y eficientes, las empresas pueden enfocarse en el crecimiento y la innovación sin preocuparse por las limitaciones de infraestructura heredada. En definitiva, el cambio a un centro de datos profesional se perfila como una decisión estratégica que responde a las necesidades contemporáneas del entorno empresarial.
