Shamsud-Din Jabbar, un residente de Nueva Orleáns, perpetró un ataque mortal al volante de una furgoneta pick-up eléctrica Ford T-150, atropellando a varias personas que se encontraban celebrando el Año Nuevo en la intersección de las calles Bourbon y Canal. El incidente dejó un saldo trágico de al menos quince muertos, convirtiéndose en uno de los ataques más mortales registrados en la ciudad en los últimos años. Testigos presentes en el lugar describieron escenas de pánico y caos absoluto, mientras los servicios de emergencia se apresuraban a asistir a las víctimas. La policía y las autoridades locales respondieron rápidamente, acordonando el área para llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre las motivaciones del agresor, que fue detenido en el lugar del ataque.
Este suceso ha conmocionado a la comunidad local e internacional, elevando la preocupación sobre la seguridad en eventos públicos masivos. Las autoridades municipales han expresado sus condolencias a las familias de las víctimas y se han comprometido a revisar y reforzar las medidas de seguridad en futuras celebraciones. Según las primeras declaraciones, no se descarta que Jabbar actuara motivado por extremismo o problemas personales, aunque se sigue investigando para comprender mejor el trasfondo del ataque. Este trágico evento también ha planteado preguntas sobre el uso de vehículos eléctricos en actos delictivos, dado el incremento de su popularidad en los últimos años, subrayando la necesidad de desarrollar medidas más efectivas para prevenir tragedias similares en el futuro.
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