La tradición de intercambiar regalos durante las festividades navideñas tiene raíces que se remontan a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, como las Saturnales romanas dedicadas a Saturno, el dios de la agricultura. Durante estas festividades, que tenían lugar entre el 17 y el 24 de diciembre, los romanos se entregaban presentes en señal de buena fortuna para las cosechas venideras. Años después, el emperador Constantino, al convertir el cristianismo en la religión oficial del Imperio Romano, estableció el 25 de diciembre como la fecha para conmemorar el nacimiento de Jesús, concibiendo así una mezcla entre lo divino y lo pagano. Así, nació la tradición moderna de celebrar la Navidad con regalos, que hoy se manifiesta de maneras diversas y con personajes que tienen nombres y características únicas en diferentes culturas alrededor del mundo.
Papá Noel es quizás el icono más reconocido de estas festividades, distribuido principalmente en países como Francia, Reino Unido e Italia, aunque debe compartir protagonismo con figuras locales, como la bruja Befana en Italia o el Ded Moroz en Rusia. En los Países Bajos, San Nicolás, conocido como Sinterklaas, trae regalos el 6 de diciembre, una tradición que llevó a la creación del Santa Claus moderno en Estados Unidos, inicialmente adaptado por inmigrantes holandeses y luego popularizado y transformado a través de la literatura y la publicidad. España muestra su diversidad cultural con personajes como el Tió de Nadal en Cataluña, el Olentzero en el País Vasco y el Apalpador en Galicia, representando cada uno una rica tradición local de traer regalos a los niños durante la Navidad.
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