En la contienda presidencial de Perú de 1990, el escenario político se vio marcado por una sorprendente derrota. Mario Vargas Llosa, entonces un destacado escritor y figura intelectual, se enfrentó a Alberto Fujimori, quien era prácticamente un desconocido en el ámbito político hasta aquel momento. Vargas Llosa representaba a la coalición de centro-derecha Frente Democrático (FREDEMO) y había iniciado su campaña con una fuerte propuesta de reformas económicas y políticas para el país sudamericano. Sin embargo, las promesas de cambio de Fujimori resonaron con el electorado, especialmente entre quienes buscaban alternativas frescas y no se veían reflejados en las propuestas tradicionales, consolidando así su inesperada victoria.
El resultado de estas elecciones fue un punto de inflexión en la historia de Perú, propulsando a Fujimori al poder en un contexto de crisis económica e inestabilidad social. Su triunfo se ha considerado, en parte, como una reacción del pueblo peruano ante el miedo a las medidas económicas de austeridad propuestas por Vargas Llosa durante su campaña. La elección de 1990 no solo transformó el panorama político del país, sino que también dejó una huella duradera en las carreras de ambos contendientes, catapultando a Fujimori al rol de protagonista en la política peruana durante la siguiente década, mientras que Vargas Llosa continuó su carrera en la literatura, alcanzando reconocimiento internacional y resolviendo alejarse temporalmente del ámbito político.
Leer noticia completa en El Mundo.