José «Pepe» Mujica, el expresidente de Uruguay conocido por su filosofía de vida y crítica al consumismo, ha dejado una profunda huella en la política contemporánea. Asumió la presidencia en 2010, ganándose el apodo de «el presidente más pobre» debido a su estilo de vida frugal. Mujica creía firmemente que la verdadera riqueza radica en la libertad y no en la acumulación de posesiones. Durante su mandato, hizo hincapié en que trabajar para mantener un estilo de vida caro esclaviza a las personas, mientras que optar por la sencillez brinda más tiempo para disfrutar de la vida. Sus discursos y entrevistas se convirtieron en un referente de humildad y coherencia, destacando siempre la importancia de levantarse tras las caídas y de no cultivar el odio, una lección aprendida durante sus trece años de encarcelamiento.
Mujica se retiró de la política en 2020, renunciando al Senado con un emotivo discurso sobre el amor y el odio. En sus últimos años, reflexionó sobre la pandemia de COVID-19, criticando la subordinación de la política a los intereses económicos y destacando las debilidades expuestas en la humanidad. Abogó por un cambio en la dirección política y expresó su confianza en la juventud para discutir y transformar el mundo. Hasta su muerte a los 89 años, Mujica mantuvo su humildad, reflexionando sobre la vida, la muerte y la insignificancia del ser humano en el universo. En sus palabras finales, el expresidente se mostraba satisfecho con su vida de luchador y soñador, afirmando que había encontrado un sentido en su trayectoria, a pesar de los desafíos.
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