En un contexto donde la inteligencia artificial redefine industrias, los centros de datos están a punto de enfrentar un desafío inédito. Se anticipa que para 2030, estos centros podrían consumir hasta un 9 % de la energía eléctrica total en EE. UU. Este escenario plantea una preocupación significativa para la estabilidad de la red eléctrica y la continuidad de servicios fundamentales.
Frente a esta situación, un equipo de investigadores liderado por Ayse Coskun, de la Universidad de Boston, está trazando un nuevo camino: transformar estos centros en componentes activos y dinámicos del sistema eléctrico. Con la capacidad de ajustar su demanda energética en respuesta a las necesidades de la red, se busca aliviar la carga sin sacrificar el rendimiento.
Desde su posición en Emerald AI, Coskun impulsa esta visión llevando las investigaciones del ámbito académico al plano operativo. La plataforma de la empresa permite a los centros de datos interactuar con la red en tiempo real, modulando cargas para optimizar el consumo energético. Esta tecnología marca el inicio de «Plantas de Energía Virtuales» que aportan eficiencia y estabilidad.
Coskun, cuya trayectoria en eficiencia energética y computación de alto rendimiento es extensa, ha desarrollado innovaciones como EnergyQARE. Junto a Ioannis Paschalidis, implementó respuestas a la demanda aplicables incluso en clústeres de HPC, un hito comprobado en instalaciones de Massachusetts.
En sus avances más recientes, introduce modelos de IA para anticipar condiciones del mercado eléctrico y optimizar la ejecución de tareas. En una prueba en Phoenix, la tecnología redujo el consumo energético en un 25 % durante un pico, respetando los SLA.
El próximo paso para Emerald AI es su participación en el programa DCFlex del EPRI, buscando equilibrar el suministro eléctrico a través de la flexibilidad de grandes cargas, como los centros de datos. Esto no solo modificará su rol de consumidores a colaboradores activos en la sustentabilidad energética.
Este enfoque redefine el panorama, donde la inteligencia artificial y la gestión energética se fusionan para crear una infraestructura más eficiente y sostenible, transformando a los centros de datos en protagonistas del futuro de la red eléctrica.
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