Telegram, principal competidor de WhatsApp, carece de cifrado de extremo a extremo, lo que ha facilitado un aumento de estafas prácticamente indetectables. Los estafadores contactan a las víctimas ofreciéndoles dinero fácil a cambio de interacciones en redes sociales, pero tras ganarse su confianza y trasladar la comunicación a Telegram, las cantidades ofrecidas aumentan significativamente. Para acceder a estas sumas, se solicita una inversión inicial que nunca es devuelta. Además, el dinero aportado por las víctimas sirve como cebo para nuevas estafas, lo que podría implicar a los afectados en delitos de estafa como cooperadores necesarios.
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