La víspera de Nochevieja se convirtió en una experiencia agria para Noel de Julián, árbitro de fútbol sala, durante el torneo navideño Joaquín Caparrós en Cuenca. Mientras dirigía un partido entre Talleres Garsaiz y Garsauto y el Deportivo Cuenca, un incidente violento alteró el curso del juego. Un jugador, tras recibir una segunda tarjeta amarilla por persistentes protestas, reaccionó de manera agresiva hacia De Julián. En un giro inesperado, el árbitro fue agarrado por el cuello y el pecho antes de recibir un golpe en la cara. A pesar del impacto físico y emocional del ataque, el árbitro continuó con su deber y logró arbitrar el siguiente partido con el apoyo de los asistentes y otros equipos presentes.
Noel de Julián reflexiona sobre el preocupante aumento de la violencia en el fútbol, señalando que estas actitudes no solo empañan la imagen del deporte, sino que también reflejan una creciente agresividad desde las categorías base, influenciada por los padres, hasta las competiciones absolutas. Tras el ataque, el árbitro se tomó un breve descanso para recuperarse, marcando un momento de introspección y evaluación de su experiencia en el campo. A pesar del dolor físico y el shock emocional, su determinación para combatir la violencia en el deporte se mantiene firme. De Julián comparte su inquietud ante la creciente cosificación de los árbitros por parte de jugadores y enfatiza su compromiso de trabajar hacia un entorno de juego más respetuoso y seguro.
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