El kibutz Nir Oz, en Israel, permanece congelado en el tiempo desde el violento ataque de militantes de Hamás el 7 de octubre, que dejó 46 muertos y 70 secuestrados. Irit Lahav, hija de uno de los fundadores, recorre lo que queda de la comunidad, dando cuenta de la devastación y el olor a quemado que aún persiste en las viviendas. A pesar de los daños, la reconstrucción sigue siendo una incógnita, con solo cinco personas retornadas y un futuro incierto para el resto. El plan es revivir el kibutz de manera ecológica, aunque los recuerdos del ataque y el odio hacia los perpetradores siguen latentes. La comunidad, otrora progresista, enfrenta ahora un desafío monumental de renacer y superar el trauma, mientras la guerra continúa a solo kilómetros de distancia.
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