Durante tres décadas, un icónico club en Valladolid se erigió como el epicentro de la vida nocturna de la ciudad, ganándose un lugar especial en los corazones de sus habitantes. Conocido por su inigualable ambiente festivo, este lugar fue testigo de innumerables historias de amor y amistad que han perdurado a lo largo del tiempo. Los asistentes aún recuerdan con nostalgia aquellas noches interminables, donde la música y la diversión se combinaban para crear momentos inolvidables. El club no solo ofrecía entretenimiento, sino que también era un punto de encuentro para toda una generación, marcando una época dorada en la vida social de Valladolid.
Los protagonistas de aquellos años dorados rememoran esa etapa con cariño, describiéndola como «los mejores años de nuestras vidas». Este testimonio resalta la importancia cultural y emocional que tuvo el club en la comunidad local. Aunque el tiempo ha pasado, las historias y anécdotas que surgieron entre sus paredes continúan siendo un tema recurrente en las conversaciones de quienes vivieron esa época. La influencia de este icónico lugar trasciende su cierre, dejándonos un legado imborrable en la memoria colectiva de Valladolid.
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