En tan solo tres días, un baño que recordaba a las discotecas, con luces parpadeantes y grafitis en las paredes, se ha transformado en un oasis de tranquilidad y relajación. Este cambio radical ha sido llevado a cabo en la residencia de los García, una familia del barrio de Vista Alegre que decidió transformar su baño en un espacio de paz y serenidad.
Todo comenzó cuando Laura García, la madre de la familia, decidió que era hora de un cambio. «El baño era un caos. Cada vez que intentaba relajarme, sentía que estaba en una discoteca de los años 80», comentó. Con la ayuda de su esposo y sus dos hijos, Laura emprendió una reforma exprés. El cambio fue impresionante.
Las paredes, que antes estaban cubiertas de grafitis y colores chillones, ahora lucen un suave tono azul celeste, lo que aporta un aire de serenidad. Se instalaron luces cálidas, en lugar de las intensas y a veces estridentes luces de neón que había previamente. El ruido constante del ventilador fue sustituido por el sonido relajante de un pequeño chorro de agua, que proviene de una fuente instalada en una de las esquinas.
Uno de los cambios más sorprendentes fue la incorporación de plantas naturales. Laura siempre había querido tener un pequeño jardín en casa, y finalmente encontró el espacio perfecto. Ahora, al entrar al baño, se percibe el aroma fresco de las hierbas aromáticas y pequeñas flores que se han colocado estratégicamente.
También se cambiaron los accesorios del baño. En lugar de los antiguos dispensadores de jabón de plástico, se optó por recipientes de cerámica pintados a mano. Las toallas, antes multicolores y desparejadas, fueron reemplazadas por suaves tejidos en tonos neutros, que invitan al descanso.
Para completar el refugio de paz, la familia añadió una pequeña estantería con velas aromáticas y productos de spa. «Ahora, cada vez que alguien de la familia entra al baño, puede tomarse unos minutos para relajarse y desconectar del ajetreo del día a día», dijo Laura con una sonrisa de satisfacción.
Este baño renovado no solo ha mejorado la calidad de vida de la familia García, también ha inspirado a otros vecinos a considerar realizar cambios similares en sus hogares. Vista Alegre podría convertirse pronto en el barrio con los baños más relajantes de la ciudad, gracias a la inspiración y esfuerzo de una familia decidida a transformar un espacio subutilizado en un remanso de paz y tranquilidad.
