En un emotivo viaje que refleja la profunda humanidad detrás de la atención médica, el equipo de soporte de Cuidados Paliativos del Hospital Universitario Infanta Sofía ha logrado cumplir el último deseo de Juan, un paciente con un avanzado proceso oncológico. Desde principios de mayo, Juan estaba ingresado en el hospital de San Sebastián de los Reyes, pero su corazón seguía estando en Sevilla, su ciudad natal.
El deseo de Juan era claro: despedirse de sus seres queridos y pasear nuevamente por las calles de la ciudad que siempre consideró su hogar. Anhelaba visitar la Basílica del Gran Poder, el convento de Santa Ana y disfrutar de un plato de gambas en su bar favorito. Sin embargo, una complicación en su salud a principios de junio, que le provocó la pérdida de movilidad en las piernas, parecía poner en riesgo su sueño.
La situación no fue un impedimento para la dedicación del equipo médico que lo atiende. La doctora Araceli Sánchez, el enfermero Ernesto Pascual y la trabajadora social Luisa Maigler unieron esfuerzos para organizar un viaje que promete ser inolvidable. Con la colaboración de la Fundación Ambulancia del Deseo, se orquestó un plan en menos de una semana para que Juan pudiera hacer este significativo recorrido.
El trayecto, de ida y vuelta desde el hospital hasta Sevilla, permitió a Juan revivir momentos cruciales de su vida y despedirse en persona de sus amigos y familiares. La doctora Sánchez subrayó la importancia de no solo aliviar el dolor físico en estas etapas decisivas de una enfermedad, sino también de atender el sufrimiento emocional: “Es crucial que los pacientes se sientan escuchados y puedan cerrar ciclos.”
El viaje, marcado por el esfuerzo conjunto de los profesionales y la asistencia de la Ambulancia del Deseo, se realizó gracias a esta fundación que desde 2007 cumple los últimos deseos de pacientes en situaciones críticas. Su iniciativa, nacida en Holanda, llegó a España en 2018, demostrando que la empatía y el apoyo emocional juegan un papel vital en la atención sanitaria.
El equipo del Infanta Sofía describe la experiencia como profundamente gratificante y emotiva, un testimonio del impacto que el cuidado integral tiene en el bienestar de los pacientes y sus familias. El viaje de Juan no solo significó el cumplimiento de un deseo personal, sino también una lección de humanidad y solidaridad en el ámbito de los cuidados paliativos.