La visita al restaurante gallego a las afueras de la ciudad resultó ser una experiencia culinaria memorable, centrada en su célebre merluza. La expectativa no decepcionó; el plato, preparado con maestría, destacó por su frescura y delicado sabor, características propias de la gastronomía gallega que el establecimiento ha sabido mantener con esmero. La merluza se presentó en su punto justo, acompañada de ingredientes que potenciaban su sabor sin opacarlo, lo que habla del cuidado y la experiencia del chef en cada detalle de la elaboración.
Además del deleite gastronómico, uno de los aspectos más sorprendentes fue la excelente relación calidad-precio que ofrece el restaurante. A pesar de su ubicación alejada del bullicio urbano, la experiencia logró combinar a la perfección la tradición culinaria con accesibilidad, convirtiéndolo en un destino ideal para aquellos que buscan calidad sin grandes desembolsos. El esfuerzo por mantener un producto de alta gama a precios razonables es visible en cada plato, haciendo que el desplazamiento valga la pena para cualquier amante de la buena cocina.
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