La atención de la salud ocular, históricamente centrada en la figura del oftalmólogo, avanza hacia un enfoque multidisciplinario que integra a diversos profesionales del sector sanitario. Este modelo colaborativo permite que médicos de atención primaria y enfermería desempeñen un papel crucial en la detección de enfermedades, como la retinopatía diabética. El proyecto Retisalud, lanzado en 2008 en Canarias, es un ejemplo destacado de esta estrategia. Al incluir tecnologías de diagnóstico como el retinógrafo en los centros de atención primaria, el sistema busca detectar precozmente alteraciones visuales en pacientes diabéticos y reducir significativamente la incidencia de la ceguera secundaria.
El éxito de iniciativas como Retisalud se fundamenta en la estrecha coordinación entre atención primaria, oftalmología y farmacia hospitalaria. Profesionales de la salud trabajan juntos para gestionar casos de retinopatía diabética, asegurando que los pacientes reciban un seguimiento adecuado y acceso a tratamientos intravítreos cuando sea necesario. En este contexto, las tecnologías emergentes, como los softwares de inteligencia artificial, prometen aliviar la carga sobre los médicos al asistir en el proceso de diagnóstico. Este enfoque ha permitido que la ceguera relacionada con la diabetes se haya convertido en una problemática en vías de erradicación en Canarias, logrando evaluar a cerca del 70% de la población diabética.
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