En un contexto de creciente tensión política, la figura de Gamarra ha cobrado especial relevancia tras una contundente acusación dirigida contra López, a quien ha calificado como «el ministro de la censura y el control a los medios de comunicación». Esta declaración se produce en medio de un clima de inquietud respecto a las políticas gubernamentales relacionadas con la libertad de prensa. Diversos sectores han expresado su preocupación por lo que consideran un incremento en la intervención estatal sobre el contenido periodístico, situación que podría amenazar la libertad de expresión y el funcionamiento independiente de los medios.
El señalamiento de Gamarra contra López resalta las fisuras dentro del actual gobierno y refleja un descontento que no solo se limita a la arena política, sino que también se extiende a la sociedad civil y los gremios periodísticos. Las críticas apuntan a medidas consideradas restrictivas que podrían poner en peligro la pluralidad informativa. Mientras tanto, defensores de la administración sostienen que tales medidas son necesarias para asegurar una prensa responsable y evitar la difusión de noticias falsas. Este enfrentamiento evidencia las tensiones inherentes en la búsqueda de un equilibrio entre regulación y libertad informativa.
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