El ministro ha definido al individuo responsable del incidente como un «extremista islámico con perfil esquizofrénico». Esta revelación llega en medio de una creciente preocupación internacional sobre los casos de individuos con trastornos mentales que se ven atraídos por ideologías extremistas. Según las autoridades, el sujeto había estado en el radar de los servicios de seguridad, pero su perfil esquizofrénico complicó su identificación como una amenaza inminente. Este caso resalta la complejidad de enfrentar el terrorismo cuando se entrelazan problemas de salud mental, obligando a las instituciones a revisar sus protocolos de vigilancia y prevención.
Las declaraciones del ministro subrayan la necesidad urgente de mejorar la colaboración entre los servicios de inteligencia, las agencias de salud y las comunidades musulmanas para abordar este fenómeno multifacético. Expertos en seguridad argumentan que, aunque el extremismo islámico sigue siendo una preocupación central, cada vez es más crítico comprender los factores personales, como la salud mental, que pueden influir en la radicalización. Al mismo tiempo, los grupos de derechos humanos instan a las autoridades a garantizar que las medidas de seguridad no estigmaticen a las comunidades musulmanas ni infrinjan los derechos de las personas con trastornos mentales.
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