En medio de un panorama global inquietante, con noticias desoladoras a diario, la infelicidad diaria es compartida por muchos. Desde despertadores detestados hasta trabajos mal remunerados que, pese a nuestra sobrecualificación, generamos un estrés abrumador, llevando incluso a la medicación por ansiedad. Esta percepción se complementa con campamentos de verano que fomentan convivencia y gratitud, y una crítica al sistema educativo actual, que se ha convertido en un proceso mecánico, olvidando inspirar idealismo juvenil. Finalmente, se reflexiona sobre agosto y septiembre como meses de términos y comienzos, marcados por despedidas y nuevas oportunidades.
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