Tres años después de su debut, «El juego del calamar» regresa a Netflix con una segunda temporada que parece repetir la fórmula de su predecesora sin aportar las novedades esperadas. La serie, dirigida por Hwang Dong-hyuk, sigue al jugador 456, Gi-hun, mientras usa su fortuna para desmantelar la organización detrás del mortal juego. Sin embargo, lo que podría haber sido una narración intrigante y original se convierte en una repetición del concepto inicial, con una trama que avanza escasamente y reacciones de los personajes que a menudo no se justifican. Aunque la serie mantiene entretenidos a los fans menos exigentes, la trama carece del impacto emocional y social que la hizo un fenómeno cultural.
La producción surcoreana continúa aprovechando su fuerte iconografía visual y personajes carismáticos, pero el problema radica en su previsibilidad, especialmente con Gi-hun aún en el centro de la acción, lo que reduce la tensión dramática al saber que, posiblemente, sobrevivirá. Además, la serie presenta deficiencias en el montaje y en la resolución de las elipsis, dejando al espectador insatisfecho con el desarrollo de la historia. Se espera que la próxima temporada, prevista para 2026, ofrezca un cierre a las tramas en curso, sugiriendo que el juego podría continuar con nuevos protagonistas. A pesar de estos inconvenientes, «El juego del calamar» sigue siendo un entretenimiento suficiente para aquellos que disfruten de su atmósfera tensa y visualmente impactante.
Leer noticia completa en OK Diario.