La reciente destitución de Iñigo Errejón como líder de Más Madrid ha sacudido los cimientos del partido, generando una ola de crisis interna y cuestionamientos sobre su futuro. La renuncia de Errejón se produjo tras una denuncia anónima en redes sociales, que también arrastró a la actriz Elisa Mouliaá a presentar una acusación formal ante la policía. En los días siguientes, el partido se ha visto sumido en un clima de incertidumbre y silencio impuesto por su dirección, mientras crecen las dudas sobre la magnitud del escándalo. La situación llevó a la salida de Loreto Arenillas, exjefa de gabinete de Errejón, quien se vio obligada a dimitir tras ser señalada por intentar ocultar denuncias previas. La crisis amenaza con impactar la credibilidad de figuras clave del partido, como la ministra de Sanidad Mónica García y la portavoz parlamentaria Manuela Bergerot.
La conmoción ha provocado una serie de respuestas en cadena dentro de la formación madrileña, obligando a sus líderes a establecer una estrategia para desvincularse de Errejón, lidiar con el caso de Arenillas y a admitir públicamente errores en su gestión ante las acusaciones. La respuesta del partido ha sido criticada por insuficiente, mientras se enfrenta a una presión creciente tanto interna como externa. Con la inminente sesión en la Asamblea de Madrid en el horizonte, Más Madrid intenta recuperarse y preparar una estrategia efectiva para afrontar la crisis que aún deja al partido tambaleándose. La renuncia de Arenillas, aunque percibida como un paso necesario, no ha resuelto las tensiones dentro del partido, siendo apenas un paliativo ante un problema más profundo que reclama medidas contundentes más allá de discursos.
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