En un contexto de creciente tensión y desamparo, la situación en Gaza se agrava cada día más. La Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) ha reportado una preocupante escalada en las muertes por inanición, exacerbada por las operaciones militares y ataques israelíes en la región. La crisis alimentaria en Gaza ha alcanzado niveles críticos, con el cierre de casi la mitad de los centros de tratamiento de desnutrición, especialmente en el norte de la Franja, declarado en hambruna hace un mes.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, anunció que el Ministerio de Salud de Gaza confirmó la muerte de 162 personas, entre ellos 32 niños, debido a la falta de alimentos desde que la crisis fue declarada oficialmente. Esta situación se complica con una grave escasez de sangre en los hospitales, llevando al ministerio a solicitar donaciones de manera urgente.
Las condiciones de vida para los desplazados internos son extremadamente precarias. Miles de civiles, obligados a huir hacia el sur por la ofensiva militar israelí, encuentran refugio en campamentos improvisados o albergues temporales. A menudo, las familias se ven forzadas a vivir a la intemperie, luchando por sobrevivir entre los escombros de lo que alguna vez llamaron hogar.
En medio de esta devastación, las labores de ayuda humanitaria se ven obstaculizadas. Israel ha restringido el acceso, permitiendo solo siete de las doce misiones humanitarias propuestas para entrar en Gaza. La OCHA ha subrayado la importancia del acceso seguro y sin restricciones para los trabajadores humanitarios, recordando las obligaciones bajo el derecho internacional para garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan.
La comunidad internacional sigue de cerca esta crisis, instando a todas las partes involucradas a permitir la intervención humanitaria necesaria para mitigar el sufrimiento de la población afectada.