El grupo chií libanés Hezbolá ha acusado a las Fuerzas de Defensa de Israel de lanzar bombas de racimo en el sur de Líbano, acción que, según la milicia, infringe las leyes y convenciones internacionales sobre armamento. Los ataques habrían tenido lugar en localidades como Marjayoun y Almane, según la cadena de noticias libanesa Al Mayadeen. Las municiones de racimo son ilegales en gran parte del mundo debido a su destructivo impacto y al riesgo de dejar zonas minadas con explosivos sin detonar. Esta acción ha sido presentada por Hezbolá como una muestra del «flagrante desprecio» de Israel hacia las normativas internacionales, especialmente en medio de conflictos bélicos.
Hezbolá ha instado al Gobierno libanés y a organismos internacionales a condenar lo que describen como un «crimen brutal», que, aseguran, agrava la situación de violencia en la región, afectando tanto al pueblo libanés como al palestino. Esta denuncia se produce en un contexto donde el uso de municiones de racimo ha sido también motivo de disputa en otros conflictos, como en el caso entre Ucrania y Rusia, elevando el temor por la extensión de esta práctica en guerras contemporáneas. La comunidad internacional sigue dividida sobre el uso de estas armas, aunque más de un centenar de países han prohibido su uso debido al daño indiscriminado que pueden causar a poblaciones civiles.
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