El Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, la última guerrilla en armas en el país, ha regresado a la mesa de negociaciones en busca de un acuerdo de paz con el gobierno de Gustavo Petro, el primer gobierno de izquierdas con el que interactúan para estos fines. Aunque se había acordado un cese al fuego de seis meses, prorrogado para completar un año, este expiró el pasado 3 de agosto sin avances significativos. Pese a que el ELN anunció la suspensión de secuestros con fines económicos, en mayo retomó esta práctica, profundizando una crisis exacerbada por diálogos paralelos del gobierno con un grupo disidente en el sur del país, el Frente Comuneros del Sur del departamento de Nariño.
Las negociaciones enfrentan serios obstáculos, incluido el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz en octubre de 2023. Sin embargo, las partes lograron en mayo un primer acuerdo sobre la participación de la sociedad civil en el proceso de paz. Aunque este avance es significativo, las partes reconocen que atraviesan el peor momento de las negociaciones. La guerrilla exige ser retirada de la lista de grupos armados organizados y ha rechazado otras propuestas del gobierno, estancando las conversaciones desde mayo y deteniendo la renovación del cese al fuego. Mientras tanto, el gobierno de Petro ha iniciado una mesa de diálogos con los Comuneros del Sur, quienes se han separado del centralismo de la dirigencia del ELN, lo cual añade complejidad al escenario negociador.
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