En el creciente clima político de tensión, Sol ha intensificado sus críticas hacia el delegado del gobierno tras acusar a la presidenta regional de actuar como un «ariete trumpista» contra el presidente Sánchez. La acusación surge por el presunto apoyo de la presidenta a lo que se ha calificado como «racismo preventivo», una medida que ha generado amplia controversia. Estas declaraciones y la postura de la presidenta han provocado una escalada en el enfrentamiento político, exacerbando las divisiones entre las administraciones regional y central. La crítica desde Sol subraya un aumento en la polarización del discurso político, en un contexto donde las relaciones intergubernamentales se tornan cada vez más complejas.
Mientras tanto, el delegado ha defendido su postura, argumentando que las medidas adoptadas por la presidenta no sólo son necesarias sino también justas en el actual escenario sociopolítico. Sin embargo, estas justificaciones no han logrado aplacar las críticas, que continúan resonando con fuerza. La oposición ha aprovechado la coyuntura para señalar lo que consideran una deriva hacia políticas extremas, mientras que el gobierno regional sostiene que sus acciones están orientadas a salvaguardar el orden y la seguridad. Esta pugna se inserta en un contexto de creciente rivalidad política, con implicaciones que podrían influir en el futuro inmediato de las relaciones entre administraciones.
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